Atón, dios egipcio creador


Nombre: | Atón |
Rol: | Dios Solar de la Creación |
Género: | Masculino |
Representación: | Disco Solar con Rayos de Luz y Manos |
Mujer: | Nefertiti |
Faraón asociado: | Rey Ajenatón |
Jeroglífico: | ![]() ![]() |
Atón es un dios egipcio Solar, cuyo nombre significa “todo”. Atón hizo su aparición durante el Imperio Medio. En algunos textos pertenecientes a la Dinastía XVIII del Imperio Nuevo se utiliza con frecuencia la palabra “Atón” para indicar “trono” o “lugar” del Dios Sol.
Iconografía
Atón es representado como a un disco Solar con rayos de luz y una mano en cada uno de sus extremos. Por su definición, era un ser intangible y que podía estar en todas partes ya que era la luz y la energía que había en el mundo.
Atón no era representado con cuerpo humano porque se decía que su formación era anterior a la de la creación. Por eso en los grabados egipcios siempre vemos al dios Atón en la parte superior equivalente al cielo, por encima de hombres y animales.
Los primeros mitos de la creación egipcia relatan que Atón era un dios supremo, creador de todas las cosas presentes en la Tierra.
Amón y el reinado de Ajenatón
El Rey Ajenatón fue el gran impulsor de la religión atoniana y escribió un himno dedicado a Atón que se encuentra grabado en las paredes de algunas de las tumbas de Tell el-Amarna, región situada en la ribera oriental del río Nilo.
Los expertos han encontrado muchas similitudes entre este himno y el Salmo 04 de la Biblia, lo que ha llevado a afirmar que es la muestra del primer monoteísmo de la historia. Y es que, aunque la historia del antiguo Egipto está llena de dioses, el reinado de Ajenatón estuvo marcado por la imposición de Amón como divinidad única y exclusiva.


- El disco Solar. Dios Atón, en forma de disco Solar con el ureo, del que salen sus rayos hacia la tierra.
- Signo de la vida. Algunas de las manos de Atón portan el jeroflífico Anj, representando la vida que ofrece el dios a los elegidos.
- El intermediario. En el culto a Atón, como era habitual en la religión egopcia, Ajenatón, el faraón, era la única persona cualificada para hacer de intermediario entre dioses y hombres.
- Nefertiti. Es la mujer del faraón Ajenatón, que le sigue y es representada en un tamaño menor. Ambos portan ofrendas al dios Amón.
- Altares. Como los templos solares eran abiertos, las ofrendas se depositaban en altares situados al aire libre, aunque nunca visibles por los fieles, que no entraban en los recintos sagrados. Aquí podemos ver unas flores de loto.
- La família Real. En la imagen aparece una de las hijas de Ajenatón y Nefertiti. Los nombres de dos de ellas aparecen escritos en los jeroglíficos superiores.
Culto y templo de Atón: Atonismo
En la nueva religión, Atón era el creador de todo y los seres humanos sólo podían tener acceso a él a través de su soberano, Ajenatón, y de la familia real. Por este motivo, en las villas de los nobles en Ajetatón se encuentra siempre un altar donde se adora una estatua de la pareja real: Ajenatón y su esposa Nefertiti, que junto a Atón forman una suerte de tríada divina.
Cambios en el nombre del faraón
Antes de suprimir al resto de dioses para dejar a Atón como única divinidad, Amenofis IV (el faráon) decidió cambiar sus títulos reales para reflejar el reino de Atón. Y lo que es más importante, habría alterado su nombre de nacimiento, Amenofis, cuya traducción podría ser “Amón está contento”, convirtiéndolo en Ajenatón, que se traduciría como “el benéfico para Atón” o “la manifestación iluminada de Atón”.
Atón, dios presente
A diferencia de los que sucedía con las divinidades tradicionales, Atón no era una figura que viviera oculta en su templo. Al contrario, el conjunto de la población podía verlo y sentirlo cada día, a través de calor y su presencia en el cielo. Su culto se realizaba en templos que consistían en grandes patios abiertos donde se extendían diversas filas de altares repletos de ofrendas.
Vida después de la muerte
Un cambio muy importante de la nueva religión consistió en la reconstrucción de lo que sucedía después de la muerte. Según la nueva ideología, los muertos ya no pasaban a vivir en el Más Allá, donde llevaban una vida muy parecida a la de este mundo, sino que se creía que reposaban en la tumba para siempre. Se creía que el difunto revivía por las mañanas gracias a los rayos de Atón y se reunía con el faraón en el templo para adorar a esta divinidad. Cuando anochecía y la luz desaparecía, se creía que los difuntos dormían en sus mausoleos.
El Arte Amarniense en la religión Atonista
El reinado de Ajenatón también fue acompañado de un cambio en el arte y sus características, en la manera de representar las figuras humanas. Las figuras poseían una cabeza con tono andrógino, con caderas anchas, vientre y pechos abultados, cuello y rostro alargados. Atributos como la nariz los labios y los pómulos eran exagerados. El objetivo era agrupar en la figura del faraón dios tanto los rasgos masculinos como los femeninos.


Muerte del faraón y restauración al culto de los antiguos Dioses
Tras la muerte del faraón, o poco antes de que ésta tuviera lugar, se restauró el culto de los antiguos dioses. Ajetatón dejó de ser la capital y Atón desapareció del panteón egipcio. Durante los años que siguieron al periodo Amarniense, y como consecuencia de éste, se intentó eliminar la memoria del faraón y la de su reina Nefertiti, pero también la de todos aquellos relacionados con su herejía, destruyendo los monumentos creados y todo tipo de pinturas y documentos relacionados.
Sincretismos con otros Dioses
Atón fue vinculado con el dios Thot en referencia al Sol en la noche, a la forma nocturno que adquiría el dios Ibis. En esas circustancias de le hacía llamar “Atón de Plata”.
Durante los primeros años de la etapa Amarniense, se identificó a Atón también con Ra, Shu y Horaiti por su vinculación como seres de luz.
Templos de Culto Atón en Ajetatón
En Ajetatón se construyeron dos grandes templos en honor a Atón. El templo principal era una estructura abierta, sin tejado, que abarcaba un área de aproximadamente 800 por 300 metros situada en el extremo norte de la ciudad.
El otro centro de culto era una edificación de dimensiones más reducidas y de distribución parecida al primero.
Ambos contaban con un gran número de mesas de Ofrendas repartidas por todos los rincones. El primer patio del santuario pequeño albergaba un altar gigantesco de adobe. Estos monumentos probablemente fueran las primeras edificaciones erigidas en la nueva capital.


En esta escena pueden apreciarse los elementos principales del nuevo cánon estilístico que se inauguró en Amarna: labios carnosos, vientre prominente, craneo alargado y trazos del rostro angulosos.
Himno a Atón
El himno a Atón es el documento más importante de la religión Atonista y podemos encontrarlo escrito en las tumbas de las personas más cercanas al faraón Ajetatón. Como algunos otros himnos datados del mismo período, el texto se centra en el mundo de la naturaleza, es un canto al amor y al entusiasmo.
Se dice que podría haber sido compuesto por el mismo faraón hacia el año 1360 a.C. Este es un fragmento del texto:
Apareces henchido de belleza en el horizonte del cielo,
Disco viviente, que das comienzo a la Vida.
Al alzarte sobre el horizonte de Levante
llenas los países con tu perfección.
Eres hermoso, grande, brillante, alto por sobre tu Universo.
Tus rayos cubren los países hasta el confín de lo que creaste.
Porque eres el Sol, los has conquistado hasta sus confines
y los sujetas para tu Hijo al que amas.
Por lejos que estés, tus rayos tocan la Tierra.
Estás ante nuestros ojos, pero Tu camino sigue siéndonos ignoto.
Cuando te ocultas en el horizonte de Poniente
el Universo se sumerge en las tinieblas y queda como muerto.
Los hombres duermen en sus moradas con la cabeza tapada
y ninguno puede ver a su hermano...